Sevilla y la tétrica leyenda de la serpiente

Publicado el 26 de enero de 2025, 15:06

Cuenta la leyenda que, en la Sevilla del siglo XV, los vecinos del barrio donde hoy se encuentra la calle Sierpes empezaron a notar la desaparición de niños y animales sin explicación aparente.

 

A pesar de la intensa investigación de las autoridades, nadie lograba descubrir el origen de dichas desapariciones, mientras el miedo crecía entre la población.

 

Finalmente, un soldado —otras fuentes afirman que era un fugitivo que huía de la justicia, llamado Melchor de Quintana y Argüeso— informó a las autoridades de que sabía lo que estaba ocurriendo. Se le permitió investigar el suceso a cambio de que se le perdonaran sus delitos, pues se había rebelado contra el rey.

 

 

Tras seguir el rastro de las pistas dejadas en los escenarios de las desapariciones, Melchor concluyó que, debajo de la calle, en una serie de galerías subterráneas donde él mismo se había ocultado de la justicia, vivía un ser fuera de lo común: una serpiente tan grande que podía devorar personas enteras de un solo bocado.

 

Armado de valor y con la esperanza de que sus delitos fueran perdonados para poder vivir en libertad, Melchor se enfrentó a la temida sierpe, derrotándola gracias a la astucia de su plan y a su espada.

 

Melchor llamó a las autoridades al subterráneo para que comprobaran que el animal estaba muerto, y estas le concedieron el tan ansiado perdón.

Desde entonces, la calle que se encontraba sobre las galerías pasó a llamarse "calle Sierpes", en recuerdo del gigantesco reptil que acabó con la vida de tantos seres.

 

Los historiadores creen que esta leyenda podría ser una exageración de la historia real de un asesino en serie que se escondía en la zona y que fue capturado tras mucho tiempo. Sin embargo, la versión de la sierpe quedó grabada en la memoria popular, y hasta el día de hoy la leyenda sigue contándose con misterio y emoción.

 

 

 

 

 

Hoy, la calle Sierpes es una arteria comercial repleta de tiendas y negocios. Quizá, en su subterráneo, aún se esconda algún reptil gigante que observa a sus víctimas desde la oscuridad... ¿Quién podrá decir lo contrario?

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