La Catedral de Sevilla y sus cinco leyendas

Publicado el 23 de enero de 2025, 18:08

Hoy vamos a hablar sobre una de las catedrales más impresionantes del mundo occidental (o quizás de todo el mundo): la Catedral de Sevilla. 

 

Este majestuoso monumento, erigido para alcanzar los cielos, fue construido entre 1401 y 1506, y en los siglos XVI y XVII se le añadieron varios elementos renacentistas y barrocos, como la Sacristía Mayor y la Capilla Real.

 

Sin embargo, no estamos aquí para hablar únicamente de las características de este emblemático edificio sevillano, sino para contaros cinco fascinantes leyendas relacionadas con él, que, sin duda, os parecerán interesantes.

 

¡Vamos a ello!

 

 

LA MALDICIÓN DEL ARQUITECTO

 

Se cuenta que, cuando los canónigos encargaron la construcción de la majestuosa catedral, declararon: "Hagamos una iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieren labrada nos tengan por locos".

 

Sin embargo, la leyenda narra que uno de los arquitectos de esta desafiante construcción fue acusado de robar materiales y, por ello, condenado a muerte.

 

En sus últimos instantes, el arquitecto maldijo la catedral, asegurando que jamás se vería completamente terminada. Lo realmente curioso es que, desde su conclusión, el edificio ha estado en constantes reformas y restauraciones. ¿Será esto consecuencia de la maldición del misterioso arquitecto?

EL COCODRILO DE LA CATEDRAL

 

Si habéis visitado la catedral, seguramente sabréis que en la Puerta del Lagarto, en el Patio de los Naranjos, cuelga un gran cocodrilo.

 

Según una de las versiones de la leyenda, un rico sultán de Egipto envió este animal, aún con vida, como regalo al rey Alfonso X con la intención de pedir la mano de su hija.

 

Tras el rechazo de la princesa a la oferta de matrimonio, el cocodrilo fue mantenido en la ciudad y, cuando murió, se decidió embalsamarlo y colgarlo en la catedral como recuerdo.

 

Hoy en día, el cocodrilo que vemos es una réplica de madera, pero ¿será cierto que el original fue un regalo de un lejano sultán? ¿Qué significado tenía este animal en la cultura egipcia? Estas preguntas han alimentado la imaginación de generaciones y han convertido al cocodrilo en uno de los mayores misterios de la catedral.

 

Si visitáis la catedral, no perdáis la oportunidad de observarlo detenidamente y sacar vuestras propias conclusiones.

EL FANTASMA DE LA GIRALDA

 

No podrían faltar leyendas sobre fantasmas y apariciones misteriosas dentro y en los alrededores de la catedral. Esta es una de ellas.

 

Algunos trabajadores (de las constantes reformas) y visitantes aseguran haber visto la aterradora figura de un monje recorriendo la torre de la Giralda.

 

Se dice que podría tratarse del espíritu de un monje que falleció en la catedral hace siglos y que, hasta el día de hoy, sigue vagando por ella con su silueta espectral.

 

Quizá la única forma de descubrir la verdad sea pasar una noche en el edificio, lejos del bullicio de los turistas que lo visitan cada día. ¿Os atreveríais a hacerlo?

 

 

LA SILLA DEL DIABLO

 

Esta leyenda parece un tanto contradictoria. ¿Podría el Diablo haber estado en la catedral?

Se dice que, en una de las partes más altas del edificio, se encuentra una enigmática silla que, según la leyenda, fue utilizada por el mismísimo Diablo para vigilar la construcción del templo.

 

Cuentan que quien se siente en ella puede sufrir desgracias inimaginables.

 

¡Yo no me atrevería a hacerlo! Preferiría mantener la distancia... por si acaso.

EL TESORO DE LOS TEMPLARIOS

 

Como muchas otras catedrales e iglesias más humildes, se dice que la catedral de Sevilla podría haber sido el escondite de un grandioso tesoro templario.

 

La leyenda cuenta que, en la Edad Media, estos caballeros ocultaron enormes riquezas en varios rincones de la capital de Andalucía. Algunos creen que parte de ese tesoro podría encontrarse bajo las bóvedas de la catedral.

 

Quizá estemos muy cerca del oro y ni siquiera nos hayamos dado cuenta. ¿Quién sabe? Sería fascinante investigar y descubrir si esas bóvedas esconden algo más que una belleza misteriosa.

Espero que estas leyendas os hayan inspirado a visitar la catedral de Sevilla y a sumergiros en sus innumerables enigmas. ¡Yo, sin duda, no la miraré con los mismos ojos la próxima vez que la visite!

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